top of page

CRIADERO

TROSTEL & HOLGGINS

012_berner_sennenhund.jpg
boyero.jpg
marais3.gif

BOYERO DE BERNA: Un Suizo que se las trae.

 

El Boyero de Berna es un animal de apariencia imponente y atractiva. Grande, fuerte y musculoso y dotado de un pelaje profuso de color negro, con el pecho, hocico y parte de la cara blancos, además de las características manchas de color fuego. Todo ello le da una belleza especial y una apariencia bondadosa que oculta a un perro guardián incorruptible que avisa al granjero de la presencia de cualquier extraño. El Boyero de Berna está muy bien adaptado para trabajar en los valles berneses y no es precisamente el más ágil o ligero de los perros. En las zonas más escarpadas del país era habitual utilizar para similares menesteres un tipo de perro parecido pero mucho más ligero, como es el caso de los boyeros de Appenzell o Entlebuch.

 

Aunque no hay unos datos muy fiables que corroboren la antigüedad de la raza, existen grabados y pinturas del siglo XVIII en los que aparecen perros de similar factura. El desarrollo de la raza, su selección, habilidades naturales y temperamento se explican atendiendo a la particular idiosincrasia de la región en la que habitaba. La vida en la región de Berna durante los siglos XVIII y XIX era plácida y ajena a las convulsiones político-económicas de su entorno. Los granjeros acudían a los mercados cercanos a pie, acompañados de sus grandes y nobles perros que tiraban de pequeños carros en los que llevaban leche o quesos para vender. Habitualmente, los granjeros suizos tenían una media de cuatro o cinco vacas que pastaban en terrenos de más de una hectárea. Al no existir todavía las lecherías mecanizadas y no ser habitual la explotación del ganado estabulado, los granjeros ordeñaban a sus vacas en el mismo prado, vertiendo después la leche del cubo en las grandes frascas que llevaban los Boyeros en sus carritos. Los perros, fuertes y trabajadores, eran mucho menos pesados que un caballo, además de contar con un mejor agarre para moverse por los pastos mojados y resbaladizos. Estos mismos perros pasaban la mayor parte del día haciendo compañía a su amo en el campo o al resto de la familia dentro de la casa, circunstancia que se alargaba casi “ad eternum” durante los largos inviernos. Por lo tanto, el deseo de los granjeros suizos era tener un perro grande y fuerte, resistente pero a la vez tranquilo y sosegado, de carácter afable pero que mantuviese un ojo y un oído puestos en vigilar los alrededores de la granja.

 

A finales del siglo XIX las modas se imponen también en materia canina y llegan a Suiza muchas razas nuevas que provocan una disminución en el número de ejemplares de Boyero de Berna. Algo parecido sucedió con las otras razas nacionales que pierden fuelle frente a la pujanza de, especialmente, las razas llegadas de Francia y Alemania.

 

La pérdida de popularidad de las razas nacionales coincide con un periodo de crecimiento económico. Los productos lácteos suizos empiezan a ser muy apreciados fuera de sus fronteras y los granjeros amplían sus explotaciones iniciando, en muchos casos una crianza o, al menos, un ordeño del ganado en el establo, lo que va dejando sin sentido al trabajo de los Boyeros que empiezan a ser cada vez más difíciles de ver. Dos conocidos profesores, Albert Heim y Franz Schertenleib, encabezan una campaña de recuperación de las razas suizas y tratan de reorganizar la crianza buscando los ejemplares más ajustados al ideal de la raza entre las numerosas granjas de la zona. Los esfuerzos de estos apasionados llevan a otros a seguir sus pasos y, con el tiempo, se funda en el país helvético una entidad de carácter nacional dedicada a la promoción de las razas animales autóctonas incluyendo, ademas de los perros, a vacas, caballos, cabras, cerdos, aves e incluso conejos.

 

En la actualidad el Boyero de Berna es una raza muy popular a nivel internacional gracias, sobre todo, a su extraordinario carácter y a sus cualidades como animal de compañía. El Bernés destaca, especialmente, por su habilidad como rastreador, pastor, guarda y perro de rescate, además de ser un buen guardián y de competir a gran altura en campeonatos de obediencia. Pero por encima de todo, su mayor virtud es su excelente carácter, cariñoso, devoto y amable y con un desmedido amor por los niños de la casa. Como animal inteligente que es resulta muy fácil de adiestrar. A pesar de ser un buen perro de guarda no tiene tendencia dominante alguna, lo que no significa que no tenga una elevada dosis de orgullo y autoconfianza. El Boyero de Berna parece no estar nunca fuera de lugar.

 

La labor más importante en el trabajo con el Bernés es una socialización concienzuda que se inicia de cachorro y se prolonga bastante en el tiempo, debido en parte a la lenta maduración de la raza. el Boyero de Berna se comporta como si fuera un cachorro durante varios años, mucho más allá de lo que resulta normal en otras razas. En cuanto a su relación con su dueño, el Boyero de Berna es, ante todo, un amigo leal y fiel para toda la vida. Además es afable con todos cuantos llegan a casa, incluídos los extraños a los que nunca ha visto y en general es también muy bueno con otros perros y con animales de otras especies.

 

El Boyero de Berna es un animal cariñoso y sensible y debe ser tratado con respeto y cuidado. Aprende bien y rápido, pero no se pueden utilizar con él técnicas demasiado coercitivas. Tampoco se le puede condenar a permanecer solo, aislado, durante prolongados espacios de tiempo ya que necesita de la continua presencia y compañía de su familia. El propietario de un Boyero de Berna debe ser un líder natural y tranquilo y jamás se encontrará con problemas de temperamento a menos que abandone de manera evidente su función. Al ser un perro de granja, gregario y trabajador, el Boyero de Berna acepta muy bien la posición que se le destine dentro de la escala social de la familia, pero si no se le hace comprender que el lugar más alto lo ocupan su dueño y el resto de la familia, entonces puede llegar a desarrollar algunos comportamientos absolutamente ajenos a su naturaleza cordial y participativa.

 

El Boyero de Berna es un perro de trabajo de gran tamaño. A pesar de ser tranquilo y de permanecer estable y relajado durante horas dentro de la casa junto a sus dueños, no es la raza más ideal para criar en un apartamento en la ciudad. El Bernés necesita alicientes para emprender actividades. Por su pasado puede ser entrenado para tirar de un trineo o de un pequeño carro, pero también se conforma con unos buenos paseos y de vez en caundo algo de libre expansión en una zona segura. Un Boyero de Berna que vive en un apartamento pasa demasiadas horas al día inactivo dentro de él, pudiendo caer con una facilidad pasmosa en estados de depresión o en una obesidad que puede resultar fatal para su salud.

 

Hay que ser también muy consciente del tipo de perro que se trata y del tipo de vida que se le puede ofrecer. Elegir un Boyero de Berna simplemente por su apariencia física o por las bondades de su temperamento puede llegar a ser un trágico error si no se tiene en cuenta el lugar donde se vive, por ejemplo. De gran tamaño y dotado de un pelo abundante y extraordinariamente aislante, en climas calurosos la simple vida diaria puede llegar a resultar una tortura. Entre otras cosas y sin importar que haga calor o frío, el Boyero de Berna debe hacer ejercicio a diario ya que la inactividad en razas de gran tamaño conduce irremediablemente a problemas de salud y a acortar aún más sus esperanzas de vida.

 

El Boyero de Berna puede ser una buena elección para una familia inexperta pero que le pueda dar la dedicación adecuada. En este perro todos sus propietarios encontrarán a un animal cariñoso y digno de toda confianza del que se puede obtener mucho con muy poquito esfuerzo.

 

SALUD, ALIMENTACIÓN E HIGIENE

 

Uno de los mayores handicaps a los que se enfrentan los potenciales propietarios de un Boyero de Berna es a su esperanza de vida. Como sucede con otras muchas razas gigantes, esta es mucho menor que la de los perros de raza mediana y pequeña, situándose una media optimista en unos ocho años. Los problemas de salud en la raza han aumentado desde que dejó de ser un perro meramente utilitario para pasar a convertirse en una animal de compañía. En parte dicha merma se debe al afán desmedido por criar perros más grandes, con más pelo, mejor manchados, más bonitos en suma, sin tener en cuenta que lo primero que define a una raza es su funcionalidad.

 

El cáncer es en la actualidad la principal causa de muerte entre todas las razas de perros, pero en el Boyero de Berna la proporción aumenta muy por encima de la media. Aparte de ésto, otras afecciones son típicas de los perros de este tamaño, e incluyen la displasia de cadera y codos, algunas enfermedades oculares, la torsión de estómago y puntuales problemas de piel.

 

En cualquier caso, el propietario de un Boyero de Berna debe conocer los riesgos que afronta al poseer esta raza, pero tampoco debe obsesionarse con ello. EL mejor consejo que se le puede dar para que natenga a su Boyero en perfecto estado de salud es que cimente una relación sólida de confianza con su veterinario y se deje guiar y aconsejar por él.

 

El veterinario debe establecer una programación rutinaria de vacunas y revacunaciones anuales contra las enfermedades más habituales, ya sean de carácter infeccioso o estacional. También existen vacunaciones que se administran por exigencias de la ley, como es el caso archiconocido de la rabia.

 

Además de las vacunaciones, el veterinario debe imponer una pauta de desparasitación externa e interna del Boyero. Los parásitos pueden ser vectores de transmisión de múltiples enfermedades o alterar la eficacia de las vacunas al deprimir el sistema inmunitario. Al igual que sucedía con las vacunas, se desparasita de manera rutinaria contra los parásitos más habituales pero, además, se puede hacer contra otros de carácter estacional o local.

 

En las revisiones periódicas el veterinario examinará el estado del pelo del Boyero, su peso, sus mucosas, ojos, oídos y boca, para prevenir la aparición de cualquier afección más seria.

 

En cuanto a la alimentación, el nivel de gasto energético del Boyero de Berna es, habitualmente, bajo, por lo que se ha de ser muy cuidadoso a la hora de facilitarle una dieta. Esta debe tener los nutrientes precisos para mantener activa una figura tan grande, pero al tiempo debe tener la concentración calórica adecuada para no provocar obesidad, uno de los fundamentales caballos de batalla al que se enfrentan los propietarios de perros de todas las razas.

 

Es recomendable dividir la ingesta diaria en dos tomas para evitar la aparición de la molesta, peligrosa y muy desagradable torsión de estómago.

 

En cuanto a la higiene, el Boyero de Berna tiene un pelo largo y abundante que necesita de unos cuidados determinados. Una o dos veces al año el Bernés hace una muda bastante importante, por lo que en esa época es recomendable cepillarlo todos los días para acelerar el proceso y evitar que la casa quede invadida de pelos. El resto del año bastará con un par de cepillados por semana utilizando un rastrillo metálico y un buen cepillo de púas largas. Es posible que en algunas zonas sea necesario ayudarse con la mano para abrir bien el pelo y llegar a trabajar desde la raíz.

 

El baño se reserva para cuando está sucio, bien cepillado y libre de nudos. En ocasiones hay que hacer especial hincapié en las zonas de pelaje blanco. Es fundamental insistir en la necesidad de enjuagar el pelo bien a conciencia para evitar la aparición de sequedad y descamaciones. Durante el baño se aprovecha para revisar el estado de las glándulas anales y para recortar las uñas hasta un tamaño adecuado, con cuidado de no llegar a la parte carnosa. Para secar al Boyero de Berna es recomendable el uso de un potente aparato expulsor de aire, además de las típicas toallas, papel, etc…

045g02.jpg
bottom of page